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miércoles, 19 de octubre de 2011

El cerebro accidental (entrevista a David Linden)



Cuando miramos hacia atrás en nuestra vida creemos percibir en su desarrollo un camino ascendente y de trayectoria relativamente rectilínea que lleva desde el momento en que nacimos hasta nuestro yo presente, consciente y aparentemente dueño de sí.
Antonio Machado, en una de sus más célebres poesías, decía queel camino se hace al andar. Y en gran medida eso es lo que sucede, jugando el azar en nuestras vidas un papel más destacado del que nos sentimos tentados a atribuirle con nuestra razón ordenadora. Así ha acaecido en nuestras vidas, instantes geológicos, y así parece también haber sucedido en la evolución. No ha habido un ascenso hacia la consciencia y la humanidad de acuerdo con un plan maestro. Se han ido sucediendo contingencias y casualidades, en definitiva accidentes, que han ido, en conjunción con la necesidad, dando forma a todos los seres vivos con sus respectivas facultades.
La mente humana no es excepcional. Sus proyecciones en forma de arte, ciencia, cultura, moral o religión no son más que adaptaciones al medio natural o al social que le hemos superpuesto. No hay, en ninguna de estas manifestaciones del espíritu humano, nada que nos lleve a creer que proviene de algo que está por encima o más allá de la materia, de un principio metafísico inefable. Antes bien da la impresión de que es el cerebro, y nada más que el cerebro, un órgano biológico, el que crea no sólo las grandes expresiones del ser humano en el mundo, sino el mismo mundo, como una fabulosa representación con significado.
El neurocientífico americano David Linden, de la John Hopkins University, dedicado a la investigación de la bioquímica cerebral y la memoria humana, ha escrito un libro en el que aborda el problemático asunto del cerebro y su carácter accidental, que acaba de ser publicado en castellano por la Editorial Paidós. Dice Linden que su objetivo es explicar cómo la evolución del cerebro ha dado lugar a aquellas cualidades que más profundamente dan forma a la experiencia humana.
El Profesor Linden tuvo la gentileza de respondernos unas preguntas. José Miguel Guardia se aseguró de que las preguntas estuvieran correctamente formuladas en inglés.
En inglés:
1. What sets our brain apart from those of other animals? What make us human?
We really don’t know what makes us human in terms of brain structure or composition. There’s not a single gene that’s expressed only on human brains or a particular structure that’s seen only in human brains. With the human and chimpanzee genomes both completed there is now intense interest in comparing them to try to address this question. At present, people seem most interested in the fine structure of a gene called FOXP2 that is a master regulator of many other genes. This is because some mutations in this genes result is severe heritable impairments in human language processing and there are differences between chimp and human forms. At the structural level, we humans have a hugely expanded neocortex, particularly in the frontal region that is involved in reason, executive function and social cognition.
2. It is likeliest that there is no purpose in evolution, but to what extent can we call its results, particularly the most complex ones, “accidental”?
There is a purpose to evolution and that purpose is to maximize gene transfer and survival in subsequent generations. To achieve that, complex structures and processes can be created (or destroyed) but the way in which this occurs is severely constrained by the past. As Francois Jacob said “Evolution is a tinkerer, not an engineer” and so many evolved structures and processes accomplish wonderful and impressive things but in a convoluted and unaesthetic manner. Unlike car design by engineers, there’s never a time in evolution where you get to wipe the slate clean and start afresh.
3. Considering the brain a product of natural selection, what room is left for brain plasticity?
Brain plasticity, the ability of the brain to be modified by experience, is crucial. Without it, our complex human brains could not even develop properly. Our brains have such a complex wiring diagram that it cannot all be encoded in our genes. The rough map is encoded in our genes but the fine wiring in many brain regions is driven by sensory-motor experience, starting in the womb and continuing through early postnatal life. This plasticity is also what allows us to learn, to have memory, to be individuals. The plastic brain does for the individual what the genome does for the species: it is the substrate into which experience is written to change in response to the external world.
4. Is our brain fit to cope with the technological and cultural challenges it itself has created?
This is a good question for which there is no clear answer. The important thing to realize in this context is that human evolution did not just end—it is a continuing process and today’s social and technological challenges will undoubtedly exert selective pressures on our brains.
5. What is curiosity, evolutionarily speaking? Is it a blessing or a curse?
Curiosity is adaptive in moderation. Not enough and you’re unsufficiently flexible to exploit your environment. Too much and your risks outweigh your benefits. Recent genetic studies in humans and mice have indicated that variation in genes involved in signaling by the neurotransmitter dopamine can have an important influence on risk-taking behavior (as can drugs that boost dopamine signaling)
7.-What are you now working on?
Thanks for asking! My next book will examine the neural basis of pleasure. It’s called“Feels So Good: Vice, Virtue and the Brain’s Pleasure Circuits.” It will be published by Viking Press in the USA and by Paidos in Spain, probably in late 2010.
En castellano:
1. ¿Qué diferencia a nuestro cerebro del de otros animales? ¿Qué nos hace humanos?
Realmente no sabemos que nos hace humanos en términos de estructura o composición del cerebro. No hay un solo gen que se exprese únicamente o una estructura particular que solo se haya visto en los cerebros humanos. Con los genomas humano y del chimpancé completados hay ahora un gran interés en compararlos para intentar abordar esta cuestión. A día de hoy, la gente parece más interesada en la estructura detallada de un gen llamado FOXP2, que es un maestro regulador de otros muchos genes. Esto se debe a que algunas mutaciones en estos genes dan origen a graves alteraciones hereditarias en el procesamiento del lenguaje humano, y a que existen diferencias entre la forma humana y chimpancé (del gen). A nivel estructural, los humanos tenemos una grandemente expandida neocorteza, en especial en la región frontal, que está asociada a la razón, la función ejecutiva y la cognición social.
2. Lo más probable es que no haya propósito en la evolución, pero ¿hasta qué punto podemos llamar a sus resultados, en particular los más complejas, “accidentales”?
Hay un propósito en la evolución, y dicho propósito es maximizar la transferencia de genes y la supervivencia de las sucesivas generaciones. Para lograrlo, las estructuras y procesos complejos se pueden crear (o destruir), pero el modo en que esto sucede se ve seriamente limitado por el pasado. Tal como dijo François Jacob: “La evolución es un experimentador, no un ingeniero” y muchas estructuras y procesos evolucionados logran cosas maravillosas e impresionantes, pero de formas retorcidas y antiestéticas. A diferencia del diseño de coches por ingenieros, nunca hay un momento en la evolución en el que puedas hacer borrón y cuenta nueva.
3. Teniendo en cuenta que el cerebro es un producto de la selección natural, ¿qué espacio queda para la plasticidad en él?
La plasticidad cerebral, la capacidad del cerebro para ser modificado por la experiencia, es crucial. Sin ella, nuestros complejos cerebros humanos no podrían siquiera desarrollarse adecuadamente. Nuestros cerebros tienen un tan complejo diagrama de cableado que no todo podría estar codificado en nuestros genes. El mapa en bruto está codificado en nuestros genes, pero el cableado fino en muchas regiones cerebrales es conducido por la experiencia sensorial-motora, comenzando en el útero y continuando a través de la vida postnatal temprana. Esta plasticidad es también lo que nos permite aprender, tener memoria, ser individuos. El cerebro plástico es al individuo lo que el genoma a la especie: el sustrato en que la experiencia se escribe para cambiar en respuesta al mundo exterior.
4. ¿Está nuestro cerebro preparado para enfrentar los retos tecnológicos y culturales que él mismo ha creado?
Esta es una buena pregunta para la que no hay una respuesta clara. Lo importante a tener en cuenta en este contexto es que la evolución humana no ha acabado -es un proceso continuo y los desafíos sociales y tecnológicos de hoy, sin duda, ejercerán presiones selectivas en nuestros cerebro.
5. ¿Qué es la curiosidad, evolutivamente hablando? ¿Es una bendición o una maldición?
La curiosidad es adaptativa si es moderada. Si no es bastante, no eres suficientemente flexible para explotar tu medio ambiente. Si es demasiada tus riesgos sobrepasarán tus beneficios. Estudios genéticos recientes en humanos y ratones han indicado que la variación en los genes implicados en la señalización por el neurotransmisor dopamina pueden tener una influencia importante en los comportamientos de asunción de riesgos (y cómo las drogas pueden impulsar la señalización de la dopamina)
6.-¿En qué trabaja ahora?
¡Gracias por preguntar! En mi próximo libro se examinan las bases neurales del placer. Se titula “Feels So Good: Vice, Virtue and the Brain’s Pleasure Circuits”. Será publicado por Viking Press en los EE.UU. y por Paidós en España, probablemente a finales de 2010.

Francisco J. Rubia: “La libertad es una ficción cerebral”



Entrevistamos al neurólogo Francisco J. Rubia, Catedrático de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense, que junto una extensa carrera investigadora en España y Alemania, ha llevado a cabo una labor divulgativa. En su último libro, El fantasma de la libertad (Crítica, 2009) al intentar difundir entre el público los debates de la neurociencia actual, Rubia habla de temas que, sin embargo, tienen una trayectoria de siglos en la historia de las ideas: como son la memoria, la consciencia, la libertad individual, las experiencias religiosas o los límites del conocimiento humano. Desde una postura especialmente escéptica, Rubia nos invita a no olvidar nunca el filtro neurológico a través del cual pensamos y sentimos la realidad.
Por Enrique Rodríguez Garrett
TCPongamos por ejemplo que intento traer a la memoria algunos datos sobre su libro que leí hace unos meses… ¿Que sucede entonces en mi cerebro?
FR. Ese es el problema más importante de la neurociencia, que no podemos entrar en la subjetividad de los demás. Por inferencias o analogías sacamos conclusiones pero no son fidedignas al 100%, claro.
TC¿Y si tuviésemos aquí un escáner que permitiese observar el proceso de recordar?
FR. Eso probablemente pueda hacerse en el futuro. Acceder a la memoria implícita, pero por el momento hay una inmensa parte de esa memoria que influye en nuestro comportamiento pero a la que no podemos acceder. Yo suelo mencionar esto cuando hablo de que la libertad sea una ficción cerebral. La gente se escandaliza porque siente que es libre de elegir, pero no le escandaliza que no controlemos lo que tenemos en la memoria, que, desde el punto de vista biológico, es mucho más importante que la libertad.
TC¿En que sentido?
FR. Porque es absolutamente imprescindible para nuestro comportamiento, nosotros cada vez que nos encontramos ante un determinado suceso o evento consultamos con la memoria si es peligroso o no, la memoria es fundamental. La libertad no. Podemos estar determinados y no hay problema de supervivencia. Es más, yo estoy convencido de que estamos determinados porque el cerebro es materia y la materia del universo está sometida a las leyes deterministas. Eso ya lo decía Albert Einstein cuando se preguntaba ¿Por qué el cerebro iba a ser una excepción?…eso siempre que no seamos cartesianos dualistas y pensemos que el cerebro está influenciado por un ente inmaterial. Pero ese dualismo la neurociencia lo ha abandonado prácticamente. Primero porque no hay forma de explicar cómo interactúa un ente inmaterial con la materia, porque para mover materia hace falta energía. Y en segundo lugar porque tampoco se ha observado en el cerebro ninguna estructura que responda a algo que viene de fuera del cerebro. Hoy se sabe que la mente no es otra cosa que la actividad del cerebro.
TCSin embargo hay resistencia a abandonar la idea de libertad o libre albedrío.
FR. Hay resultados experimentales que demuestran que la libertad puede ser otra ficción. Cada vez que tomamos una decisión el cerebro se pone en marcha mucho antes de que tengamos la sensación subjetiva de estar decidiendo. Por lo cual esta sensación es una consecuencia del proceso y no su origen. En un experimento en Berlín en 2008 se ha encontrado que esta decisión inconsciente se produce incluso diez segundos antes. Desde el momento en que renunciamos al dualismo cartesiano entonces ya se pone en entredicho la libertad. Una cosa es tener diversos grados de elección. Que tenemos distintas posibilidades de elección está claro, pero también las tiene la ameba el lagarto y el chimpancé. Pero si no sabemos por qué elegimos lo que elegimos entonces no hay libertad.
TCPero todo nuestro sistema legal se basa sobre esta idea de libertad.
FR. Claro. Y esta es la razón por la que en Alemania hay iniciativas para cambiar el código penal. En ese país la discusión es mucho más activa que aquí en España, donde apenas nos estamos enterando. Hay encuentros entre especialistas en derecho penal y neurocientíficos que discuten de manera muy intensa porque finalmente todo el código penal descansa sobre la culpabilidad del reo. Y si el que comete el delito no es culpable pues cambia todo el sistema. Aunque probablemente no cambiará nada en el sentido de que una persona que delinque tendrá que seguir siendo encerrada, o apartada de la sociedad, sobre todo si su disposición es a reincidir en el delito. El violador del Ensanche por ejemplo estaba convencido él mismo en que era imposible rehabilitarlo, los que no lo teníamos claro, con una especie de samaritanismo, éramos los demás.
TC¿Entonces seguirían habiendo penas y castigos pero perderíamos la valoración moral que las acompaña?
FR. Perderíamos la imagen que tenemos de nosotros mismos, que es falsa. Que somos libres, que somos magníficos. Bueno, no sería nada nuevo, históricamente teníamos la firme impresión de que la Tierra era el centro del universo. Y tardaron veinte siglos para revisar una creencia basada en la impresión subjetiva y las sagradas escrituras. Pasó también lo mismo con la creencia de que la tierra es plana, algo que percibimos claramente y sin embargo no es así. Hay que poner en entredicho nuestras percepciones.
TC¿Y que ventaja evolutiva podría tener esta creencia en que somos libres?
FR. No sé que ventaja podría tener. Lo único que sé es que es muy probable que sea una equivocación. No me fío de la idea que tenemos de nosotros mismos y del mundo, que de seguro son equivocadas. Kant ya decía que tenemos unos anteojos con los que vemos el mundo, esos anteojos son el cerebro y estoy seguro que conforme vaya avanzando nuestro conocimiento del genoma humano descubriremos toda una serie de predisposiciones genéticas para ver el mundo como lo vemos. El mito de que venimos al mundo como una tabula rasa es una estupidez.
TC¿No hay ruptura entonces entre animales y humanos desde el punto de vista de la consciencia?
FR. Claro que no, no hay células distintas en el cerebro, lo único que cambia es la cantidad. Los chimpancés, los elefantes, los delfines, las ballenas, todos se reconocen en el espejo, porque tienen una autoconciencia. Esta es una cualidad que también creíamos exclusiva del ser humano y no lo es.
TC¿Puede que la inteligencia artificial lo sea también algún día?
FR. Queda mucho por salvar pero yo estoy seguro de que es la conclusión lógica si uno no piensa que hay un ente inmaterial manejando los hilos. Si considero que todas las propiedades del cerebro son materia, incluyendo la espiritualidad… Se ha demostrado que si yo estimulo una parte del lóbulo temporal obtengo experiencias místicas y espirituales. Dado un suficiente nivel de complejidad aparecen propiedades nuevas, luego es lógico pensar que si conseguimos con las máquinas un nivel de complejidad como el que tiene el cerebro seguramente…
TCPero para ser inteligentes o incluso espirituales las máquinas deberían tener algo parecido a emociones.
FR. Por supuesto, es que el cerebro no es lógico, y ya se está experimentando con imitar en máquinas los procesos de lógica difusa. O la mezcla de componentes biológicos y artificiales.
TCYa que ha mencionado las experiencias espirituales: ¿Tiene sentido hablar de neuroteología?
FR. Me parece un término falso. ¿Qué significa? ¿Que estamos buscando a Dios en el sistema nervioso? Yo creo que la ciencia no va por ahí, ya que sabemos que Dios no es una hipótesis que se pueda demostrar o falsar. Así que neuroteología ya es término sesgado a favor de la religión. Otra cosa es que haya una neuroespiritualidad, una experiencia privada y subjetiva. La gente suele confundir la religión, que es una construcción social, con la espiritualidad. Y no son lo mismo, aunque todos los creadores de religiones tuviesen experiencias de este tipo. Y hay también espiritualidades sin religión como la de Buda o Lao Tse. La espiritualidad es algo inherente al cerebro humano y por eso el ateísmo que quiere erradicar no solo la religión, sino también la espiritualidad está llamado al fracaso porque ésta va a surgir siempre de nuevo.
TCAunque habría quien considere que estas experiencias místicas serían otro de los engaños que nos tiende el cerebro.
FR. No son engaños en cuanto a que son sensaciones que pueden producirse con la estimulación eléctrica, la epilepsia, la anoxia o ciertas drogas.
TCMe refiero a engaño en el mismo sentido que usted habla de que el “yo” es un engaño: como una ilusión que no nos permite ver la realidad.
FR. Es otra posibilidad de ver el mundo, una sería la visión analítica dualista y luego estaría esa visión más holística. Son unos anteojos distintos. Ahora ¿Qué es el mundo fuera de nosotros? Eso no lo vamos a poder saber nunca, así que me da igual. ¿Saber cómo es el mundo fuera de la visión que tenemos? ¡Es que es imposible!. Es como el filósofo que se preguntaba cómo sería el mundo de un murciélago. Pues ni idea, si el murciélago tiene unos sentidos con unos filtros totalmente distintos que los nuestros. ¿Saber cómo es el mundo fuera de nosotros? Es una cuestión que no tiene sentido.
TC¿Sin embargo no eso es lo que se propone hacer la ciencia? ¿Al menos ciertas definiciones de ciencia?
FR. Bueno. Es que la neurociencia está corrigiendo esa visión. Advirtiendo de la posibilidad de que nos estemos engañando constantemente. Yo cito siempre a Giambattista Vico que ya decía en el siglo XVIII que las percepciones, ni los sonidos, ni los gustos ni los sabores están en la naturaleza. Las cualidades de las cosas, que los filósofos llaman qualia, no están en la naturaleza.
TCEntonces cambiará también nuestra percepción de la relación entre ciencia y religión.
FR. Es que eso es un tema que yo nunca he entendido, porque cada una apela a cosas distintas. Y posiblemente a estructuras distintas del cerebro. Porque la religión está basada en las sensaciones subjetivas y la ciencia no, la ciencia está basada en un método bajo ciertas condiciones que a la religión no le interesan. Tengo amigos que luchan por unir ciencia y religión pero es que no están tratando sobre las mismas cosas. También se dice que son formas complementarias de ver el mundo. Será verdad pero hay una diferencia: que la ciencia acumula conocimientos, la religión no. Y la ciencia permite una evolución hacia algo mejor, mayor esperanza de vida por ejemplo. Sin embargo la religión permanece estable o en todo caso ha empeorado. Todo aquello de que antes entrará un camello por el ojo de una aguja que un rico en el reino de los cielos….en fin.