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domingo, 17 de febrero de 2013

Cuando las musas te apuran...

Trato de imaginar el momento cumbre en el que me sedujo tanto la escritura. ¿Cuando fue? ¿En que momento me deje seducir por tamaña complejidad?. Ese voraz rompecabezas donde podes hallar la mas insignificante de las palabras o descubrir una nueva combinación que calmen el pensar por instantes. Habrá sido leyendo "El diario de Daniel" o "Mi planta de naranja lima", habrá sido leyendo algún "Gráfico" o la primer novela recomendada de Isabel Allende "PAULA" cuando por primera ves la lectura provocó lagrimas. Esta ultima fue un momento extraordinario, tanto que me pregunté ¿Como es posible que la escritura me provoque llantos? ¿Como puedo vivir en esa "galaxia gutemberg" tan sensible?. 

Lo cierto es que aquella pasión lo dominó todo, por mas que escriba mal, que escriba estupideces, boludeces o locuras fue la única terapia que he encontrado para, no solo calmar el pensar, sino para despojarme de todo lo que llevo, para ofuscarme cuando no puedo combinar un par de palabras en momentos de sequía y para glorificarme cuando se produce la erupción volcánica de las ideas y puedo plasmarlas, no tanto "a puño y letra" sino a "dedotecla" y letra. Es que la modernización, mas allá de las criticas que podamos hacer de ella, ha permitido esta fácil combinación practica, para que a través de la motricidad podamos transformar, como a través de un parto y tan perfectamente ideas en palabras.



     

jueves, 14 de febrero de 2013

En deuda con el HINCHA...Y SU GARGANTA FIEL


No recuerdo cabalmente aquel momento particular en que mi memoria registró al personaje que reconstruiré a continuación. Escribir sobre él es como pagar una vieja deuda. Es que en el año 2003 escribí y publiqué un primer trabajo escrito, pura y exclusivamente de nuestro "puño y letra". Un material que realizamos en la rapidez de una Semana Santa. Una fugaz investigación de hace 10 años que me llevó a recorrer los senderos vividos de los 50 años del Club Social y Deportivo Guaviyú, a investigar algo sobre el Saladero y el deporte por aquella zona que vio nacer a la institución. Esa rapidez me dejó sin varias miradas, sin varias historias y si darle voz a otros personajes del fútbol que me hubiesen gustado haber incluido, pero entre el olvido que no supo encontrar los caminos para volar y la memoria llena de otros recuerdos hicieron imposible su aparición.

Lamentablemente, hoy solo voy a dar pequeños esbozos del personaje, una mirada superficial, quizás, de un hombre con temple, buscador de sueños, dicharachero y con un humor perspicaz. Muchos de los lectores  tendrán su sin fin de anécdotas del protagonista. De voz carraspeante, producto posiblemente del cigarrillo, pero muy pasional. De esas pasiones desmedidas, capases de terminar posterior al partido detrás de una camioneta rumbo a la comisaría o discutiendo con el rival cuando se "baboseaba" sin cesar.  

Mas allá de esta condición de hincha, era un personaje que no faltó a las canchas jamas a alentar a "la franja" como decía comúnmente agregándole anteriormente la proclama particular de "vamo". Marcó una época en las institución. Época gloriosa en la que los jugadores nos trasladábamos en camión con los ojos semicerrados para que la polvareda no nos ocasione molestias, agazapados detrás de aquel vehículo cuyo techo era una lona y que muchas veces el se encargó de colocar para acompañarnos domingo a domingo a la vieja Estancia o a cualquier cancha donde la franja oficiara de visitante.

Con su jadeante bandera en la cima de una caña tacuara o en un palo, fue el gran hincha fervoroso del Deportivo Guaviyú que ingresaba a la cancha a protestar o a desgarrar su garganta bajo un grito de gol. Por las semana con sus perros despuntaba el vicio de casar mulitas o tatú, dedicarle tiempo a la quinta para producir verduras que se aproximaban a las orgánicas y que se encargaba de vender junto a sus hijos casa por casa. 

Por la Villa y previo a su retirada de caza se lo veía de botas y con el gancho a sus espaldas, todo su armamento en bolsas de arpillera. Fue verdulero y choricero en alguna esquina, como Juan Romero o Pilola.  El tabaco entre sus dedos amarillentos, un vino para la ocasión y allí un inesperado día decidió partir en un viaje sin retorno, la muerte lo sorprendió a sus 76 abriles. El hincha dejó el legado de su pronunciada bandera y sus gritos atronadores, seguramente seguirá viviendo en la memoria, no solo de los simpatizantes del Deportivo Guaviyú, sino también en el de los rivales o en un apretado abrazo con algún goleador, en un saludo de esperanza al ídolo al convertir un gol o al finalizar el partido. 

LO CONOCIMOS COMO COLACHO ABREO y permanecerá sin dudas en la historia del CLUB SOCIAL Y DEPORTIVO GUAVIYÜ, COMO EL RAVIOSO Y FANATICO HINCHA QUE REGÓ LAS CANCHAS CON SU FIEL ALIENTOS, PORTANDO ORGULLOSAMENTE SU MAS PRECIADO TESORO: LA BANDERA DE LA FRANJA. SU VOZ EN ALTOS DECIBELES REPICARA Y TENDRA SU ECO ALLÁ EN LA ESTANCIA.

Este año el "GUAVI" cumplirá sus 60 años, muchos recuerdos llenarán las memorias de la institución. Abreo sin dudas no podrá faltar a la cita espiritual junto a todos los personajes y luchadores que vieron forjar esta prestigiosa institución y que han pasado a jugar y alentar en otras vidas.

NICOLAS RENE ABREO MASARES 
QEPD.   
Gracias por el aliento!!!