Viajaba a menudo en su mismo ómnibus. Reposó su cuerpo en un asiento detrás de aquella poesía hecha mujer. El transeúnte confiesa silenciosamente sus gustos por esa acompañante. Imaginaba mil formas de presentarse que iba desde el simple " que lindo es verte en el ómnibus todos los días" "me hace bien verte por aquí a diario" hasta frases mas profundas "mi corazón celebra el sonido de las escaleras al verte ascender".
Aquel día sus cabellos se transformaron en brazos de pulpos y acariciaron los brazos del transeúnte que lo vivió con el mayor delirio jamas escrito por los pasionales poetas a pesar de que quienes lo recuerdan hayan narrado que solo fueron amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella o trazos del destino que se perdieron en una eternidad para que alguien los recuerde...
Aquel día sus cabellos se transformaron en brazos de pulpos y acariciaron los brazos del transeúnte que lo vivió con el mayor delirio jamas escrito por los pasionales poetas a pesar de que quienes lo recuerdan hayan narrado que solo fueron amores imposibles que escriben en canciones el trazo de una estrella o trazos del destino que se perdieron en una eternidad para que alguien los recuerde...
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